martes, 25 de febrero de 2014

El Hornero



Frente a la entrada de su choza el indio transformaba el barro en hermosas vasijas y pulidos platos. No en vano era el mejor alfarero de su pueblo; un verdadero artista modelando.
Su alegría era grande, inmensa la dicha que traslucían sus ojos y su voz; al día siguiente iba a casarse con la joven más hermosa de la tribu, también alfarera.
Pero esa  noche el hechicero, consultando al cielo, presagió grandes desgracias derivadas de aquel matrimonio. Bajo tal influencia el cacique prohibió su realización.
Los enamorados convinieron fugarse, para buscar la dicha en la soledad de la selva donde establecerían su hogar.
A la noche siguiente huyeron de su pueblo, pero los indios los persiguieron lanzando flechas cuyas agudas y envenenadas puntas mataron a los jóvenes enamorados.
Cuenta la vieja leyenda que la pareja no desapareció de la tierra de sus mayores;  ambos se transformaron en esas hermosas y simpáticas avecillas que empleando su habilidad para modelar, hacen cantando su nido de barro.

Así nació el hornero, pájaro laborioso de los campos argentinos.

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